miércoles, 30 de marzo de 2022

Contenido íntegro de la carta de Sánchez a Mohamed VI en la que reconoce el plan marroquí para el Sáhara

 

La carta enviada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al rey Mohamed VI en la que se apoya el plan marroquí para el Sáhara fue enviada el pasado 14 de marzo. El contenido íntegro de la misma fue publicado por el diario El País


 "Majestad:

Tengo el honor de dirigirme a Vuestra Majestad para transmitiros algunas ideas importantes para la nueva relación entre los Reinos de Marruecos y España.

Nuestros dos países están indisolublemente unidos por afectos, historia, geografía, intereses y amistad comunes. Estoy convencido de que los destinos de nuestros dos pueblos también lo son, la prosperidad de Marruecos está ligada a la de España y viceversa. Nuestro objetivo debe ser construir una nueva relación, basada en la transparencia y la comunicación permanente, el respeto mutuo y el respeto a los acuerdos firmados por ambas partes y la abstención de toda acción unilateral, para estar a la altura de la importancia de todo lo que compartimos y para evitar futuras crisis entre nuestros países.

Reconozco la importancia que tiene la cuestión del Sáhara Occidental para Marruecos y los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos, en el marco de Naciones Unidas, para encontrar una solución mutuamente aceptable. En este sentido, España considera que la propuesta marroquí de autonomía presentada en 2007 como la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo.

En este nuevo contexto, tiene mi garantía de que España actuará con la absoluta transparencia que corresponde a un gran amigo y aliado. Os aseguro que España siempre cumplirá sus compromisos y su palabra.

Espero con impaciencia la ocasión de mantener un encuentro con Vuestra Majestad lo antes posible para renovar y profundizar la relación privilegiada entre nuestros dos países hermanos, en un espíritu de estrecha concertación y reiterar nuestra determinación para afrontar juntas los desafíos comunes, especialmente la cooperación gestión de los flujos migratorios en el Mediterráneo y el Atlántico, actuando siempre con un espíritu de total cooperación y restablecer la plena normalidad en la circulación de personas y bienes, en beneficio de nuestros pueblos. Todas estas acciones se llevarán a cabo con el fin de garantizar la estabilidad e integridad territorial de nuestros dos países.

Asimismo, espero que nuestros dos Ministros fijarán de común acuerdo una fecha para la visita del Ministro de Asuntos Europeos, Unión Europea y Cooperación a Rabat, con el fin de empezar a trabajar para construir conjuntamente esta nueva relación entre nuestros dos países.

Le ruego acepte, Majestad, la expresión de mis más distinguidos sentimientos."

                                                               
Parece ser que, visto la formal gramatical, la carta original se escribió en francés, pero fue traducida al español por un robot, traductor automático, sin que nadie de El País se forzara en traducirla al español.




Guerra en ucrania, consecuencias y medidas del gobierno

 

          El ataque de la Rusia de Putin a Ucrania ha traído como consecuencia la tercera crisis económica en el planeta, tercera tras la Gran Recesión originada en USA en el 2007 y la originada por el covid en el 2019. Afortunadamente los gobiernos de los países más importantes –por el peso del PIB– escarmentaron de la demostrada falacia de la austeridad expansiva y rectificaron en la segunda crisis; rectificaron los bancos centrales favoreciendo la expansión moderada de la oferta monetaria, el dinero se abarató y permitió aminorar algunas de las consecuencias de la crisis anteriores que hubiera dado lugar a una depresión como la del año 29 del siglo pasado. Los gobiernos, imbuidos aún por las ideas neoliberales cínicas, obligaron a los ciudadanos a soportar una crisis de un decenio de duración. Y la única defensa que estos gobiernos en las democracias es la de que parte de los ciudadanos apoyaron en la elecciones a partidos que practicaron la austeridad, practicaron el que no hubiera déficits, el pagar menos impuestos –no ocurrió ninguna de las dos cosas–, el que “cuanto menos Estado mejor”. Y es cínica porque estos partidos de derechas –y de extrema derecha algunos– simultáneamente no tuvieron recato en dar o pedir que se dieran ayudas, subvenciones millonarias a empresas y bancos en crisis. De ahí lo de neoliberalismo cínico. En España estos partidos fueron y son el PP, Ciudadanos y VOX y algún nacionalista de derechas. Y también ocurre que hubo ciudadanos, asalariados y autónomos, que votaron y siguen votando a estos partidos en contra de sus intereses económicos. 

          Por centrarnos en España pero dentro de este contexto de realidad, de ideología y de política económica del planeta, el gobierno español –de la mano de su presidente Pedro Sánchez– ha desgranado el día 29 de marzo un plan llamado “plan nacional de respuesta a las consecuencias de la guerra en Ucrania”. Es verdad que responden a la consecuencia más nefasta de la tercera crisis –la derivada del ataque a Ucrania– que es la subida del precio de la energía, sobre todo de la derivada y como consecuencia derivada del gas y el petróleo. En términos cuantitativos y globales, el tamaño de las medidas se cifran en 16.000 millones, de la cuales 10.000 se centran en la prórroga del ICO en la devolución del principal de los créditos concedidos y 6.000 millones en ayudas y subvenciones. Por tratar de enumerarlas son: la subvención de 15 céntimos[1] de euros en las gasolinas –en sus diversas variantes– para todos los ciudadanos y no solo para los transportistas, el límite por 3 meses de la subida de los alquileres a un máximo del 2%, que durante 3 meses no se podrá despedir por causa objetiva derivada de la subida del precio de la energía, se aumentará un 15% el ingreso mínimo vital y se extenderá el bono social a 600.000 familias. También se prorrogará las medidas fiscales que ya se tomaron sobre el precio del megawatio-hora, se darán ayudas a empresas con dificultades especiales derivadas del aumento del precio de la energía, ayudas a la agricultura, subvenciones específicas a los transportistas aparte de la bajada general de los 20 céntimos. Todas estas medidas y sus cuantías han salido en la prensa y expuestas por el propio presidente de gobierno. Estos 6.000 millones representan un 0,5% del PIB y un 1,5% de los presupuestos, lo cual parece una cifra modesta pero que podría valer en un primer arranque contra la crisis y que, lógicamente, aumentan consecuentemente el déficit[2] y la deuda pública. 

          La derecha de este país, en su doble frente que son los partidos tenidos como tales y los medios de comunicación, que son abrumadoramente de derechas, han atacado las medidas de varias formas: por su tardanza –no más que la mayoría de los gobiernos europeos dada la fecha del Consejo Europeo–, porque han considerado improvisadas –no se puede ser a la vez rápidas y maduradas a la vez–, porque no se ha contado con ellos como en el caso del PP o de algunos partidos de la mayoría gubernamental por insuficientes por algunos partidos de la mayoría gubernamental. Pero lo más curioso es el ataque a las medidas de la derecha porque no son suficientes, porque no rebajan la fiscalidad y, simultáneamente, porque no se subvenciona lo suficiente, cayendo como siempre la derecha en el populismo incoherente; también porque el banco de España ha dicho que las rebajas solo favorecen a las clase medias (El Mundo), lo cual es falso porque las tomadas contra los posibles despidos, la rebaja de los 20 céntimos es a todos los ciudadanos, o porque la contención de los alquileres solo afecta a los dueños de más de 10 pisos en alquiler. Eso sí, dicho con perífrasis para que no se note la estulticia, ignorancia e incocherecia de algunas de estas críticas. Es el caso del ABC con un editorial titulado “Otro plan Sánchez con trucos”, es la crítica del clásico plumilla –ahora con ordenador– de derechas ignorante de todo, que escribe también de todo y no sabe de nada. Y es solo un botón de muestra. 

          Parece un acierto la búsqueda de la excepcionalidad ibérica –España y Portugal– para descolgarse del mecanismo absurdo e infernal de fijar el precio del megavatio-hora por el precio obtenido mediante el procedimiento más caro –de momento es el gas pero puede cambiar– en las subastas, lo cual va en contra, por cierto, de todos los principios liberales de economía de mercado. Volvemos por ello a hablar de neoliberalismo cínico, porque lo que se demanda es intervencionismo de parte y con exclusividad. Pero lo que es una excepcionalid ibérica –fijación de un máximo del precio del megavatio-hora– temporal ha de convertirse en un cambio definitivo y europeo. Este mecanismo da origen a rentas ricardianas que se llevan las empresas que producen energía mediante otros procedimientos más baratos sin ningún mérito, sin ningún riesgo, sin ninguna inversión adicional. El mecanismo de fijación de precios en el mercado mayorista debe ser el llamado de tanteo –tatônnement walrasiano–, es decir, con la casación de la oferta y la demanda mediante subasta. De lo contrario, da origen a asignaciones ineficientes y a estas rentas indeseables mencionadas. Y si a eso no se llega, al menos debe aumentarse la fiscalidad a las eléctricas y otras para que esas rentas ricardianas vuelvan a los ciudadanos, especialmente a los de menor renta. El mecanismo puede ser directo en la fase última o puede ser indirecto, variando la fiscalidad de rentas, patrimonios y herencias. El análisis microeconómico de los impuestos nos dice que el impuesto de sociedades es el ideal para estas devoluciones de las rentas ricardianas por dos motivos: porque no distorsiona la asignación privada de los recursos –en condiciones de competencia real o por simulación de competencia mediante el mecanismo de tanteo en las subastas– y porque no pueden las empresas zafarse del impuesto reasignando recursos. Solo lo pueden eludir temporal y legalmente con algunas medidas contables tipo reservas excepcionales o amortizaciones aceleradas, aunque no todas posibles sin caer en delito. 

          Tampoco gusta –no nos gusta– a los economistas la fijación de precios porque sabemos que es preferible actuar sobre la oferta, pero en el caso de la energía es ineludible fijar un máximo del precio del kwh para el consumidor, sea ciudadano o empresa. Es verdad que ello, si se mantuviera en el tiempo, supondría un peligro para la energía obtenida por medios gasísticos, del petróleo o del carbón, pero es que no queda más remedio que introducir cambios estructurales en los métodos de obtención porque en ello nos va la salida de la crisis actual y el mantenimiento moderado de posibles aumentos de precios. Energía barata, buenas comunicaciones físicas y digitales, seguridad jurídica de los negocios, tecnología ahorradora de trabajo –aunque vaya en contra del empleo directo–, comercio exterior, son “la verdadera causa de la riqueza de las naciones” del mundo actual. 

          Y políticamente la izquierda se la juega en esta ocasión porque sabemos –como demuestra la historia de las democracias– que muchos ciudadanos votan en contra de sus intereses económicos, sea por otros motivos o por ignorancia, cuando llegan las elecciones. Para muestra véase lo ocurrido en las autonómicas de las comunidades de Madrid y de Castilla y León. En éstas ha ganado la derecha a pesar de la recuperación de los convenios para los asalariados, la indexación de las pensiones de acuerdo con el coste de la vida o de los aumentos notables del salario mínimo, medidas todas del gobierno de coalición actual. La estulticia no conoce clases sociales. 

          El tema de la energía, su obtención, su distribución, sus mercados y sus precios ya no aguanta más sus estructuras y formas actuales. La guerra en Ucrania lo ha puesto en evidencia y lo ha agravado, pero ya era un enfermo. Ha de cambiarse mal que le pese a las eléctricas, a consejeros de las mismas venidos de la política –como Aznar y González–  y aunque tenga que cambiarse el peso relativo de sus formas de obtención y comercialización. El precio que están pagando en Alemania e Italia y pueden llegar a pagar es insoportable. Y también el resto de Europa aunque, en algunos países como el nuestro, tengamos alguna ventaja importadora y solar.

 



[1] Más 5 céntimos que pagan las petroleras.

[2] A pesar de lo cual el monto total del déficit se reducirá por el aumento de los ingresos públicos previsto para este año.

domingo, 27 de marzo de 2022

Cambio histórico de posición

 Este mes de marzo del 2022 está repleto de acontecimientos. Sin duda el más importe de ellos es el ataque, ocupación y bombardeo de ciudades y tierras ucranianas de la mano del presidente de Rusia, el Sr. Vladimir Putin. Lo de Sr. es mera cortesía. Eso en el planeta, pero en España completamos el panorama con el cambio de posición del gobierno español respecto al contencioso con Marruecos y la resolución 690 de la ONU del 29 de abril de 1991, donde se reconocía al pueblo saharaui el derecho a la libre autodeterminación. Y esa resolución favoreció, por cierto, un alto el fuego entre Marruecos y el Frente Polisario. Resoluciones de la ONU ha habido muchas sobre el tema como, por ejemplo, la del 2021, donde se reclama una solución que fuera realista, viable y duradera. Pues bien, hace unos días –el día 14 de este mes– leíamos con cierto asombro que el presidente del gobierno español enviaba una carta al rey de Marruecos donde decía que “España considera que la propuesta marroquí de autonomía presentada en el 2007 –a la ONU– como la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo”. Y acababa diciendo que “Todas estas acciones se llevarán a cabo con el fin de garantizar la estabilidad e integridad de nuestros dos países”. Hasta ese momento el gobierno de España había mantenido como solución al problema de la situación del pueblo saharaui un referéndum de autodeterminación de acuerdo con resoluciones anteriores.

          Como ocurre en política la cosa puede ser examinada desde las dos caras de una misma moneda: desde el lado de la ética, de los principios, desde el lado de las resoluciones de la ONU o, desde la otra cara, desde el lado de la realpolitik. Desde la primera todos los partidos del Congreso menos el PSOE han criticado el cambio de postura por diferentes motivos. El PP es la excepción, porque lo ha hecho de forma cínica criticando las formas –no se había contado con ellos– pero sin cuestionar el tema de fondo. USA, Francia, ahora Alemania, por ejemplo, mantenían la que es ahora la posición oficial española. USA apoya la anexión marroquí del Sahara Occidental –o Sahara español– así como viene apoyando a Marruecos mediante la venta de armas para favorecer posibles acuerdos sobre las riquezas mineras de esta parte del norte de África. Es decir, a pesar de que USA y España pertenecen a la misma organización militar que es la OTAN, USA, con el mismo cinismo con el que hablábamos antes, es aliado de Marruecos en su reivindicación para sí de las ciudades de Ceuta y Melilla. Y, además, la guerra en Ucrania tenía el peligro de que el sátrapa de Marruecos, espoleado por Putin con el fin de abrir un segundo frente entre Rusia y Europa, aprovechara la ocasión para mandar tropas o, peor aún, civiles que forzaran la entrada en ambas ciudades, cosa que ya ha hecho o, al menos, ha favorecido. 

España abandonó su responsabilidad sobre la provincia española del Sahara cuando en 1975 dejó que la ocupara el pueblo marroquí mediante la famosa marcha verde, acción impulsada por otro sátrapa, el abuelo del actual. Esa es una de las herencias del franquismo ocurrida cuando agonizaba el dictador y, por tanto, aún bajo la dictadura Y este fue el legado del franquismo, ideología que se presentaba con el deseo de recuperar para España su pasado imperial y, sin embargo, su herencia fue la pérdida de una provincia. ¡Que lo sepan los votantes del partido heredero del franquismo que es VOX! 

          Se ha dicho que el cambio de posición puede perjudicar las relaciones diplomáticas y comerciales con Argelia, país enfrentado a Marruecos y que apoya Rusia. España recibió gas de este país por un valor de 2.600 millones de euros el año pasado, siendo el segundo país importador de esta fuente de energía después de Italia pero no a mucha distancia. La balanza de pagos argelina es absolutamente dependiente de estas exportaciones porque no tiene ningún país cercano con una capacidad de demanda de gas como tienen ambas penínsulas. El cálculo del Gobierno –y según muchos expertos– no parece que Argelia vaya a tomar represalias por el cambio de postura del Reino de España por puro interés económico. 

          Un aspecto a comentar de la carta del presidente de Gobierno es que coloca la pelota del cumplimiento del acuerdo en el tejado marroquí al señalar lo “garantizar la estabilidad e integridad de nuestros dos países”. Y puede traducirse sibilinamente como la de una amenaza y es la de que si Marruecos vuelve a las andadas con reivindicaciones soberanistas sobre Ceuta y Melilla o favorece el asalto a estas ciudades por parte de la población civil España, podría volver a cambiar de posición. 

          El cambio de postura es criticable, por supuesto, y lo es desde el lado de los principios, pero también es criticable que la ONU se limite a emitir resoluciones sin que haga nunca nada por llevarlas a cabo, por que se ejecuten. Es criticable la posición de USA con un aliado como España en la OTAN aunque esta organización no pueda operar en las ciudades de Ceuta y Melilla –y menos en las Canarias– por las limitaciones geográficas del tratado de fundacional de esta alianza militar; y ello es un absurdo porque ambas ciudades pertenecen a un país OTAN. Es criticable la postura de Francia porque, al igual que España, pertenece a la misma alianza militar y, sin embargo, apoya a un país como Marruecos que no es de la Alianza. Y lo mismo podemos decir de los países que apoyan las resoluciones de autodeterminación pero que no tienen fronteras con Marruecos –como las tiene España con Ceuta y Melilla– y que no podrían apoyar a España como países OTAN por el tema estatutario comentado. Dicho de otra forma, si Marruecos atacara a España en Ceuta, Melilla o, incluso hipotéticamente, las Canarias, los países europeos solo podrían apoyar a España a título individual: difícil que lo hicieran salvo Italia. 

          En resumen, desde el lado de los principios, un cero para España; desde el lado de la realpolitik, desde el lado de los intereses, un posible notable aunque sujeto a incertidumbre argelina. Lo veremos en el próximo futuro. 

          Para acabar una anécdota significativa. Algunos medios escritos y audiovisuales de derechas y de extremo derecha se han explayado destacando las supuestas faltas de ortografía de la carta en ¿castellano? de Pedro Sánchez. La realidad es que el presidente de Gobierno la redactó originalmente en francés y la carta que han manejado estos medios es una traducción automática, lo cual da multitud de errores como sabe cualquiera que haya acudido a estos sistemas. El ridículo que han hecho es espantoso y alguno de ellos están ahora dando la noticia sin reconocer explícitamente la metedura de pata, por decirlo de forma no escatológica. Vomitivo.

jueves, 24 de marzo de 2022

El problema de la energía y sus precios


          Una de las consecuencias del ataque de Rusia a Ucrania es la subida de los precios de la energía. Básicamente el precio se fija mediante un sistema de subastas donde las empresas oferentes de energía –creadoras como comercializadoras- lanzan sus ofertas según precios de forma marginal, es decir, entrando los diferentes sistemas de producción energética desde los costes más bajos –fotovoltaica y ¿nuclear?- hasta las más caras, como son las derivadas del gas y del carbón. Y aquí viene el problema porque, en el mercado mayorista dominado por 3 grandes empresas desde el lado de la oferta, el precio final se fija ¡por el precio más caro de la subasta de todos los oferentes! Esta es la primera consecuencia; la segunda es que resulta perverso entonces las subvenciones para luchar contra las energías de efecto invernadero mediante impuestos porque, ante la necesidad de comprar por estas últimas los derechos de emisión y resultar el precio más alto, encarecen todo el sistema. 

          La derecha española está lanzando su solución ideológica de que lo que hay que hacer es bajar los impuestos sobre la energía y solo los impuestos, sin mencionar que fue el PP quien estableció en España la ley que consagra el sistema de fijación de precios actual data de 1997 por obra y gracia del PP y otros partidos de derechas. Y debe quedar claro que con bajar los impuestos no basta sino que, además de otras medidas, ha de modificarse el sistema de fijación de precios para que sea la confluencia entre la oferta y la demanda quien nos de una pista sobre los precios. Eso de por sí sería un avance porque haría bajar los precios automáticamente dado que ese precio de equilibrio siempre será menor que el precio del sistema más caro que estableció el PP y que rige, hay que decirlo, en Europa. Es decir, mucha economía de mercado pero cuando llega la energía la derecha se olvida del mercado. 

          Por ello la medida de fijar un precio máximo es ahora una necesidad imperiosa se ponga como se ponga la derecha. Y la medida de imponer un sobre impuesto sobre los beneficios en las eléctricas es imprescindible. Sabemos que es el mejor impuesto para las empresas y los consumidores porque las empresas no pueden trasladar fácilmente lo perdido a los precios y porque no afecta a la asignación de los recursos internamente. Es una vergüenza que grandes empresas obtengan beneficios extraordinarios –una especie de renta ricardiana- sin aportar nada debido a que los precios se marcan por el kwh más caro, que suele ser el del gas. 

          Si el gobierno de coalición quiere demostrar que soluciona los problemas de la inmensa mayoría de los españoles y que, además, es de izquierdas, parece obligado a hacer todo esto: bajar temporalmente aún más los impuestos, fijar un precio máximo el kwh para el consumidor –sea particular o empresa-, aumentar el tipo impositivo de las eléctricas y cambiar el sistema de subasta. Y si la derecha se opone a todo esto mejor para la izquierda y mejor para la inmensa mayoría de los españoles.

PUTIN O CÓMO DEZNACIFICAR CON MÉTODOS NAZIS

 Antonio Mora Plaza

           

 Economista, licenciado por la UCM, bancario. Ha trabajado para CC.OO. Autor de numerosos artículos de análisis económico en revistas especializadas y de coyuntura en periódicos digitales. Cuatro libros publicados, tres de ellos desarrollando la obra de Piero Sraffa y un libro de literatura.


Es el tema en todo el planeta: el ataque a Ucrania por tierra, aire e, incluso, mar, por parte de las fuerzas armadas rusas, comandadas por el presidente de la Federación rusa Vladimir Putin. Por supuesto que todas las noticias hay que ponerlas en principio en sordina, tratar de separar el grano de la paja, la verdad de la mentira o de la mera opinión, la mezcla de los medios entre información y opinión, tratar de que no venza la mentira de las agencias y medios de desinformación oficiales y privados a la verdad, a la cruda realidad de los hechos. Y algo se puede afirmar de estos: que Ucrania ha sido parcialmente ocupada, bombardeada gran parte de sus ciudades, aunque puede entenderse que de forma selectiva hasta el momento –en Mariúpol parece que se ha llegado más allá– por un país que tiene varias miles de ojivas nucleares y cuya diferencia entre el ejército convencional de uno otro es el de una hormiga y un elefante. 

          Frente a este hecho hay en efecto dos caras de la moneda, dos formas de enfrentar el tema que tenemos los ciudadanos, los políticos, los periodistas que descuidan que su deber es informar y no opinar, no enjuiciar, no adjetivar cuando solo ejercen de informadores: buscar la explicaciones del hecho por un lado y, por otro, examinar la cuestión desde el lado de la ética, desde el lado de los principios, desde el lado de los derechos humanos, desde el lado del derecho internacional, desde el lado del derecho a la soberanía de los países, sea cual sea su historia, su próximo pasado o no tan próximo. El problema es que el mero análisis sesudo de los acontecimientos lleva inevitablemente y de forma no querida a justificar los hechos. En efecto, los europeos, la OTAN como organización, USA, han cometido errores con Rusia, unas veces por acción y otra por omisión. No se han respetado probablemente palabras dadas (1990) con el tema de la ampliación de la OTAN a partir de la caída del muro de Berlín (1989), que los europeos han sucumbido a los deseos de los países que estuvieron en el Pacto de Varsovia –y otros que no estuvieron– de garantizarse su seguridad frente al oso ruso entrando en la OTAN, que USA ha utilizado a Europa para obligarla a rearmarse provocando al oso, un oso comandado por un autócrata que amenaza con bombas nucleares tácticas, que no se han respetado los dos acuerdos de Minsk, etc. Y por omisión, que no se hizo nada realmente efectivo cuando en el 2014 Rusia, de la mano de Putin, se anexionó Crimea, cuando destruyó Grozni y Alepo, que se han hecho oídos sordos a las amenazas más o menos veladas de Putin desde hace más de una década, etc. Todos esos son errores que están mereciendo análisis sesudos por expertos y otros no tanto, pero el hecho incontrovertible es que el presidente de la Federación rusa, que tiene miles de ojivas nucleares, ha atacado un país pigmeo pero soberano, que no tiene armas nucleares, que está en el derecho a tomar sus decisiones económicas, políticas y de defensa siempre que no agreda a otro país, sea una democracia, una autocracia o una dictadura. 

          Es verdad que los nazis mataron a 27 millones de rusos, que es verdad que los dos mayores atentados terroristas de la historia los cometió Harry Truman, presidente de USA, cuando en agosto de 1945 ordenó lanzar dos bombas atómicas sin previo aviso a dos ciudades, que USA ha cometido crímenes de guerra en las decenas –o cientos– de intervenciones militares desde la II Guerra Mundial, que bombardeó con napal zonas agrícolas en Vietnam, que atacó Irak con mentiras y destruyó o casi Faluya, que ha propiciado y financiado decenas de golpes de estado en América Latina. Que, dicho de otra manera, ninguna lección ética puede dar a Rusia y a los europeos de su comportamiento en el próximo pasado. Tampoco los europeos –si nos remontamos algo más– podemos sacar pecho ético con lo hecho en las colonias que conquistaron previamente, especialmente y por ejemplo, Francia en Argel o Bélgica en el Congo entonces belga, claro. Nadie puede dar lecciones. Pero el hecho es que hoy día, un país europeo está siendo supuestamente desnazificado con método nazis, que la anexión de Crimea en el 2014 recuerda mucho la de los Sudetes por parte de Hitler, que ni Putin ni Hitler respetaron la soberanía de los pueblos cuando eligieron su destino como país. Hitler argumentaba con el espacio vital, con la supremacía de la raza aria, menospreciaba a judíos, eslavos, gitanos, homosexuales, etc., que consideraba injustas –y lo eran y eran un error económico como denunció Keynes en su momento– las reparaciones de guerra impuestas en el tratado de Versalles por parte de los países vencedores de la I Guerra Mundial. Pero a Hitler no le bastó con la anexión de los Sudetes –territorio de lo que ha sido Checoslovaquia–, sino que a continuación se anexionó Austria, atacó Polonia, ocupó Francia, bombardeó el Reino Unido y más y más. Y tan poco le parecía el espacio vital para los teutones que atacó la URSS de entonces, pasó al África, etc. Es la lógica de la conquista, que no para hasta que no se pierde la primera batalla. En el caso de Ucrania es Ucrania –o lo parece– solo el primer paso. De hecho Putin ha amenazado explícitamente a Finlandia y Suecia si pretendieran entrar en la OTAN. ¡Pobre Moldavia, que ni está en la UE ni en la OTAN! De entre sus amenazas –las de Putin– está el uso de armas tácticas nucleares. Y aún son más terribles los argumentos del autócrata porque no tiene en cuenta la soberanía de los países, del derecho de sus ciudadanos a elegir su destino forjando sus democracias, tal como hizo España cuando murió el dictador. Con los argumentos de Putin España está tardando en anexionarse Portugal puesto que perteneció al mismo imperio hispánico de Castilla, Aragón, Cataluña, etc., desde 1580 a 1640. Seguramente para Putin no tendría ningún valor el tratado de Lisboa de 1668 mediante el cual Portugal se independizó de la monarquía hispánica. Con esa misma lógica España también debería reclamar toda América Latina, Méjico y parte del Caribe, porque fueron españolas ¡antes de formarse como naciones tal como están configuradas hoy día! O con lo misma lógica y con más razón Méjico debería reclamar para su soberanía California, Tejas, Arizona, Nuevo Méjico, Nevada, etc., que fueron arrebatadas por la fuerza por los yanquis entre 1845 y 1846 cuando, en esta ocasión, Méjico era un país soberano. ¡Pues no sé que esperan los mejicanos siguiendo la doctrina Putin! Y si hablamos de Europa es entrar en un rompecabezas con más variantes que el cubo de Rubik. 

          Y podemos llegar más lejos y preguntarnos si realmente los países fronterizos con Rusia pertenecientes a la OTAN son un peligro para Rusia o es solo un pretexto: ¿cabe imaginarse a Polonia, a cualquiera de los países bálticos, a Moldavia, a la misma Ucrania, atacando del modo que sea a Rusia? ¿Cabe preguntarse si USA tiene tanto poder sobre estos países como para ordenarles que ataquen a Rusia? ¿Cabe preguntarse si un país que pertenezca a la OTAN va a atacar por su cuenta y riesgo a Rusia sin que los demás países pertenecientes a la organización no hagan nada por impedirlo sabiendo que, en ese caso, está comprometiendo a todos? ¿Necesita USA, en caso de conflicto nuclear, tener aliados en la frontera rusa para atacar a Rusia con armas nucleares y, con ello, asegurarse la destrucción mutua? La OTAN es una organización defensiva, pero no porque lo diga sus estatutos, sino porque 30 países pequeños –aunque con grandes diferencias entre ellos– no pueden ponerse de acuerdo para atacar a un país con las armas nucleares que tiene Rusia: los países no se suicidan colectivamente. ¡Esperemos que sean capaces de defenderse colectivamente si la ocasión lo requiriera! Las armas nucleares, aunque nunca lleguen a emplearse –y esperemos que así sea– no son inocuas, son un elemento de disuasión de primer orden. Más aún, cabe apostar con ventaja que si Ucrania hubiera tenido armas nucleares Putin no lo hubiera atacado, invadido, bombardeado. Putin no es de izquierdas, es un peligroso reaccionario nacionalista y sus amigos son Trump, Bolsonaro, Salvini, Le Pen, Orbán, Abascal. Y la izquierda española tendría que recordar a los votantes españoles que Putin no es comunista, que pertenece al partido de Rusia unida, que el partido comunista está en la oposición en el parlamento ruso. 

          El siglo XXI ha empezado el 24 de febrero del 2022, lo mismo que el XX acabó en 1989 con la caída del muro de Berlín. A partir de ahora el mundo será diferente, pero a peor, más armado, con más guerras convencionales –y esperemos que solo sean convencionales–, bipolarizado de nuevo, pero con dos nuevos bloques: USA/Europa versus China/Rusia. Una lástima. Y China, a todo esto, con un ojo en Occidente y el otro en Taiwán. Y cuidado con USA, un imperio en decadencia, pero los coletazos de los imperios en decadencia son igual o más peligrosos que en sus comienzos: lo estamos viendo ahora con Rusia.