jueves, 24 de marzo de 2022

El problema de la energía y sus precios


          Una de las consecuencias del ataque de Rusia a Ucrania es la subida de los precios de la energía. Básicamente el precio se fija mediante un sistema de subastas donde las empresas oferentes de energía –creadoras como comercializadoras- lanzan sus ofertas según precios de forma marginal, es decir, entrando los diferentes sistemas de producción energética desde los costes más bajos –fotovoltaica y ¿nuclear?- hasta las más caras, como son las derivadas del gas y del carbón. Y aquí viene el problema porque, en el mercado mayorista dominado por 3 grandes empresas desde el lado de la oferta, el precio final se fija ¡por el precio más caro de la subasta de todos los oferentes! Esta es la primera consecuencia; la segunda es que resulta perverso entonces las subvenciones para luchar contra las energías de efecto invernadero mediante impuestos porque, ante la necesidad de comprar por estas últimas los derechos de emisión y resultar el precio más alto, encarecen todo el sistema. 

          La derecha española está lanzando su solución ideológica de que lo que hay que hacer es bajar los impuestos sobre la energía y solo los impuestos, sin mencionar que fue el PP quien estableció en España la ley que consagra el sistema de fijación de precios actual data de 1997 por obra y gracia del PP y otros partidos de derechas. Y debe quedar claro que con bajar los impuestos no basta sino que, además de otras medidas, ha de modificarse el sistema de fijación de precios para que sea la confluencia entre la oferta y la demanda quien nos de una pista sobre los precios. Eso de por sí sería un avance porque haría bajar los precios automáticamente dado que ese precio de equilibrio siempre será menor que el precio del sistema más caro que estableció el PP y que rige, hay que decirlo, en Europa. Es decir, mucha economía de mercado pero cuando llega la energía la derecha se olvida del mercado. 

          Por ello la medida de fijar un precio máximo es ahora una necesidad imperiosa se ponga como se ponga la derecha. Y la medida de imponer un sobre impuesto sobre los beneficios en las eléctricas es imprescindible. Sabemos que es el mejor impuesto para las empresas y los consumidores porque las empresas no pueden trasladar fácilmente lo perdido a los precios y porque no afecta a la asignación de los recursos internamente. Es una vergüenza que grandes empresas obtengan beneficios extraordinarios –una especie de renta ricardiana- sin aportar nada debido a que los precios se marcan por el kwh más caro, que suele ser el del gas. 

          Si el gobierno de coalición quiere demostrar que soluciona los problemas de la inmensa mayoría de los españoles y que, además, es de izquierdas, parece obligado a hacer todo esto: bajar temporalmente aún más los impuestos, fijar un precio máximo el kwh para el consumidor –sea particular o empresa-, aumentar el tipo impositivo de las eléctricas y cambiar el sistema de subasta. Y si la derecha se opone a todo esto mejor para la izquierda y mejor para la inmensa mayoría de los españoles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario