domingo, 31 de julio de 2022

¿QUÉ HACER ANTE UNA INFLACIÓN NO MONETARIA?


Antonio Mora Plaza

 

"Economista, licenciado por la UCM, bancario, ha trabajado para CC.OO. Cinco libros publicados, cuatro de ellos de análisis económico y uno de literatura. Autor, además, de numerosos artículos de economía publicados en revistas especializadas. Colaborador habitual en la revista digital Nueva Tribuna".

La primera cosa que hay que hacer para combatir una inflación no monetaria es darse de que lo es y que, por tanto, con medidas meramente monetarias –restricción del crédito y restricción a la compra de la deuda de los Estados- solo nos puede llevar al estancamiento económico y tampoco ello asegura mitigar la inflación. Parece que ideas parecidas a estas -aunque no expresada con esta crudeza- han calado en el BCE y creo –aunque con menos seguridad- también en la Reserva Federal de USA. No es posible cometer los mismos errores cometidos a mediados de los años 70 del siglo pasado cuando, a raíz de las subidas brutales de los precios del petróleo por parte de la OPEP (1973, 1979), se liquidó el keynesianismo, se aumentaron los tipos de interés de los bancos centrales[1]  y se consagró la inflación con estancamiento[2]. Y la cosa se remató echando la culpa al keynesianismo, es decir, al aumento del Estado de Bienestar que los países europeos habían llevado a cabo desde el final de la II Guerra Mundial. Pero ¡mucho cuidado!, ahí están los halcones de toda laya en los bancos centrales para dar el hachazo al crédito con tal de subir los tipos de interés y parecer que con ello se combate la inflación. Ahora la inflación en Europa se ha situado en el 8,5% en Alemania, en el 6,8% en Francia, en el 8,4% en Italia y en el 10,8% en España, por hablar de los 4 países más importantes de la UE. A pesar de lo que diga la derecha –Feijóo sabe de economía lo que servidor de Teodicea[3]- la causa de este diferencial de inflación se debe al aumento de la demanda (inflación keynesiana) por el aumento coyuntural del consumo –fruto del final de la pandemia- y del notable aumento del turismo, lo cual nos permite tener tasas de crecimiento positivas (el 1,1% en el segundo trimestre del año) a pesar de la inflación; también record de creación de empleo indefinido, sobrepasando por primer vez en mucho tiempo los 20 millones de población ocupada. En economía nada es gratis y todo tiene dos caras, lo que hace falta es que la buena se más y más justa que la mala.

         La causa de la inflación actual no puede ser monetaria –en contra del aserto generalista de Milton Friedman- puesto que llevábamos más de 7 años del BCE con facilidades de crédito y de compra –algo menos de tiempo- de la deuda de los Estados casi sin límites. Es verdad que los primeros signos de inflación surgieron en el 2021, pero hoy día ningún experto contraría la idea de que esta inflación sostenida en 4 trimestres y aumentada notablemente en el último se debe a la guerra en Ucrania, a las dificultades de exportar granos, soja, etc., por parte de Ucrania, Rusia y algún país más afectado y, sobre todo, por la doble tijera de aumento del precio del gas y el petróleo y la reducción de los suministros de ambos. Y más que la propia reducción es la incertidumbre que se cierne sobre el futuro de estos suministros dada la dependencia de Alemania e Italia del gas ruso. Los precios de la energía globalmente han subido un 41% hasta junio de este año en tasa interanual, mucho más que los alimentos y otros consumos que lo han hecho en el 8%, también en tasa interanual en la UE (datos eurostat). Estamos ante una inflación debida a la crisis de oferta (esrafiana) y la solución es blanca y en botella: restaurar lo antes posible los suministros. Creo que hay que revisar el sistema de sanciones a Rusia porque es posible que el efecto boomerang sea mayor del esperado, sustituir de verdad algunas fuentes –Biden promete pero no cumple- y acabar con la guerra pero sin ceder al neofascista de Putin ningún territorio ucranio. Algunos pasos se están dando con el trigo, Argelia parece recomponer las relaciones con España[4] y USA se compromete a traer gas a Europa, pero a un coste –con barcos metaneros- que no son solución. Inevitablemente lo acontecido hará que seamos un poquito más pobres pero, dada la terrible desigualdad en el planeta entre ricos y pobres, con políticas distributivas tanto por el lado de los ingresos públicos como del gasto, es factible compensar el aumento de pobreza aunque sea a costa de un poquito de “generosidad” (impuestos) forzada de los ricos. Solo es necesario que en los procesos electorales presentes y futuros en Europa y América Latina los más pobres se decidan a votar las opciones de izquierda en lugar de hacerlo a la derecha o abstenerse. En América Latina esta toma de conciencia está en marcha si vemos las elecciones de este año y del año pasado. También en Europa -en Alemania- comenzaron los alemanes mandando a la CDU a la oposición. Veremos que pasa en el futuro en el resto de Europa. 

         Para acabar decir que tampoco hay que extrañarse que los bancos centrales de Europa y América reaccionen subiendo medio punto o tres cuartos de punto ante la inflación, incluso un punto a lo largo del presente año. No podemos pedir que se mantengan incólumes sea cual sea la inflación porque arrastran el prejuicio ideológico neoliberal sobre los temas monetarios. Lo importante es que se asuma que –en contra de lo que decía Milton Friedman- la inflación casi siempre ¡no es un fenómeno monetario!, se localice las causas y se actúe sobre éllas. Para tal convencimiento es importante que las tasas de crecimiento en Europa y en USA –ahora hay estancamiento, pero creo será coyuntural- sean al menos positivas en los próximos dos trimestres, para dar tiempo a actuar sobre las verdaderas causas –crisis de suministros de energía, algunos alimentos y algunas materias primas-, bien para restaurar el antiguo orden, bien para conseguir uno nuevo con nuevos equilibrios entre oferentes y demandantes. Quizá sea inevitable esta última solución porque lo hecho por Rusia de la mano de Putin ha relegado la confianza en su país ad calendas graecas. Lástima, pero de Rusia siempre nos quedará Tolstói, Dostoievski, Chaikovski y un largo etcétera de genios que forman parte de la cultura universal y Putin pasará como lo que es, como acomplejado y fracasado restaurador del zarismo.



[1] He recurrido a esta manera errónea pero manida forma de contar este fenómeno para denunciar de paso la ignorancia de quienes así se expresan. Los bancos centrales no fijan los tipos de interés por decreto como se fija conducir a 50 km/h en lugar de 60 Km/h. Lo que hacen los bancos centrales es estimar cual ha de ser la reducción de del crédito y compra de deuda (reducción de la oferta monetaria) para que los tipos de interés se sitúen en la medida deseada en función de la demanda de crédito de las entidades financieras de los Estados. Para ello disponen de modelos econométricos que permiten aquilatar la relación entre tipo y oferta monetaria (o de cualquier otra variable cuyos estimadores sean óptimos).

[2] Recomiendo la lectura del libro de Luis Ángel Rojo Inflación y crisis en la economía mundial (hechos y teorías).

[3] Con la inflación en marcha el nuevo líder del PP recomendaba ¡bajar los impuestos!, lo cual añadiría más aumento de la demanda y, con ello, más inflación. Se puede ser más tonto pero hay que entrenarse a conciencia.

[4] De momento las financieras.

miércoles, 13 de julio de 2022

YOLANDA DÍAZ, CREA SU PARTIDO “SUMAR” Y LLAMA A LA DERECHA “CUCARACHAS POSTNUCLEARES”

 José M. Moreno

 

Ha hecho la licenciatura en COMUNICACIÓN SOCIAL por la Universidad Católica Andrés Bello, Venezuela, y máster en MARKETING DIGITAL por la Universidad Católica de Ávila, Madrid, España. Ha trabajado en EVOMCLOUD como comercial de ventas, en CONTEST.COM como articulista y en THE MUSIC WINDOW como manager. Otras empresas en las que ha trabajado son FEMXA, KONECTIA, ATLAS Formación, EUROFORMAC ONDA VERDE.

 

Es viernes, partes de la autopista M-30 están cerradas en Madrid. Se escucha por la radio en un taxi que Yolanda Díaz, de 51 años, comenzará su recorrido por el país con la creación de su propio partido “Sumar” en Mataderos a las 19:30.

El vehículo tuvo que tomar una nueva ruta por reparaciones en la vía. Asimismo, un nuevo paradigma electoral de cara a las Elecciones Generales del 2023 se comenzaba a gestar en tiempos de guerra y crisis.


¨Sumar¨ vs Gobierno de Coalición y Bipartidismo

El Gobierno de coalición y el bipartidismo en España, podría desmoronarse con una figura política que lleva desde el 2020 gestando su imagen y ejerciendo sus roles como ministra de trabajo y vicepresidenta, Yolanda Diaz.

Ahora, le toca dirigir su propia orquesta y pasará a ser una dama clave en el tablero del ajedrez político español. Sí es que quiere llegar a la Moncloa, como primera mujer y presidenta en el cargo para 2023.  

Díaz, a lo largo del tiempo. Se ha desvinculado de personajes como Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Irene Montero, Iñigo Errejón y hasta de su propio partido Podemos. Y no se sabe desde hace cuánto tenía pensado jugar sus fichas de esta forma para posicionarse como independiente en una contienda electoral dramática que se avecina el año que viene, donde todo parece tan incierto.

Tanto así, de gris y con niebla se muestra el panorama con los candidatos que podrían repetir que Yolanda a decidido preguntarse ¿Y por qué yo no?

En este sentido, el Partido Popular, con la apuesta de Alberto Feijoo, de 60 años surge como un salvavidas a lo Rajoy para desvanecer el fantasma de Pablo Casado que terminó igual o peor que Albert Rivera, con Ciudadanos.

Podemos, todavía se no se ha recuperado de la salida de Iglesias, de las derrotas electorales en Madrid y vamos, del éxodo de muchos militantes, que siguen viendo el barco caer sin pistas todavía de un candidato.

Por otro lado, Vox, que como extrema derecha. Debido a su límite de votantes y a menos que pacten, los objetivos de Santiago Abascal, en la presidencia son ficticios, aunque más certeros que Yolanda. Hasta ahora, que coloca los primeros pasos a su aventura.

Y aunque nada está dado por hecho. Quizás Yolanda al lanzarse, le quite votos a la izquierda y debilite por supuesto al Gobierno de coalición y al muro que se tiene levantado a la derecha desde hace años. Es una jugada dramática que al final la izquierda deberá considerar con los pactos, en las últimas horas de las elecciones.

 

El mal menor, la continuidad de Pedro

En Francia, se mantuvo la estabilidad política ya que muchos franceses salieron a última hora a votar por Macron, porque lo consideraron como un mal menor. Esto para evitar que, la extremista de derecha liderizada por Le Pen llegara al poder.

Qué es lo que significa, la continuidad de Pedro Sánchez. Seguir subiendo el gasto en Defensa por seguir al pie de la letra las directrices de la OTAN. A querer ser progresista, pero en el fondo no serlo. A sacar el máximo beneficio político a los pactos, solo para permanecer en el poder y construir un gobierno presidencialista que obvia muchas cosas cuando les conviene con militantes fanáticos. A decir que la economía va a crecer, cuando ya para fin de año del 2022 se espera una crisis.

Y aquí una cuestión, quienes serán los culpables esta vez. Los bancos, las eléctricas, las multinacionales, los fondos europeos o la mala gestión de los recursos.

Estas son algunas de las referencias que dan el descredito tan alto a la política española hoy en día. Por ello, Yolanda Diaz, ha iniciado un nuevo proyecto político llamado ´´Sumar´´ con vistas a establecer un nuevo contrato social para la próxima década. Y según dijo también para “Extender la democracia a Europa”.

 

La inauguración del proyecto en Mataderos

Cerca de 5.000 personas acudieron a la cita inaugural del proyecto político que encabeza Yolanda Díaz. Todos los presentes estaban ubicados en la plaza central del recinto, con calor más de 40 grados.

Un amplio escenario, no había música de fondo, pero si lentamente se llenaba el sector principal con personas que utilizaban mascarillas y otras que no. Sin embargo, al aire libre allí en ese tiempo y espacio. Se sentía como que las personas querían o apoyar o simplemente para poder escuchar algo nuevo.

Era un ambiente un poco escéptico, como si todo el mundo tuviera miedo de escuchar algo más de lo mismo. Como si fuera Sanidad entregando partes de los aumentos de casos del COVID en la peor época de la pandemia. Pero sucedió algo excepcional, la presentación comenzó casi 40 minutos después de lo pautado.

Y todo ya comenzó a ponerse tenso. Algo así como hablar de lo que está sucediendo en la geopolítica con el asesinato del Shinzo Abe, exprimer ministro de Japón. La guerra de Putin, la renuncia de Boris Jhonson en UK, La presunta fuerza de la OTAN, etc.

 Estará “Sumar” más preparado que el PSOE, el PP y el gobierno de Coalición para liderar a España, en estos tiempos…La tarea es extensa, dura y trascendental para convencer a un electorado de que esta es la mejor opción de futuro.

Yolanda Díaz al Micrófono

Luego de escuchar cerca de 30 minutos a representantes de asociaciones civiles, emprendedores, trabajadoras del hogar, mujeres de la lucha feminista, líderes de sindicatos de compañías como Globo y Amazon exponiendo su visión de país para el proyecto “Sumar” le tocó hablar a la anfitriona, Yolanda Díaz.

Ella, fue la última que tomó la palabra y tras unos minutos derrochó simpatía, pero conquistó con su presencia en el escenario.

          Más que eso, supo proyectar que, aunque la desafección de la política es un hecho. Los ciudadanos españoles tienen el derecho de moldear la sociedad mediante la escucha, el diálogo y los pactos en pro de la justicia social. Esto, la gente lo interiorizó y comenzaron los aplausos con unas energías de luz, de esperanzas o más bien de ilusión.

Asimismo, Yolanda marcó su postura de izquierdas de forma tajante para este proyecto y se identificó como defensora de los derechos de las mujeres, de las nuevas tecnologías y del empuje hacia las energías renovables.

Además, subrayó que es mejor hablar de una balanza para aprovechar mejor los recursos con el término “democracia económica”. Al aludir cómo se están gestionando los recursos en torno a la guerra, cuando existen más personas a favor de la paz.

“Sumar” quiere difundirse por Europa, al menos es lo que pretende Yolanda con bastante ambición. Y en cuanto a lo nacional no disimuló en mostrarse contraria al abuso de las compañías multimillonarias eléctricas que están aprovechándose de esta crisis.

 En este sentido, de forma diplomática pero directa acusó a las derechas de siempre volver con la corbata y el discurso moderado para traer austeridad a la sociedad española.

 

Sobre el aborto, migración, lenguas, autónomos y LGTBI

“El derecho al aborto, tendrá también cabida en este partido”, indicó Diaz. Mientras ya pasados unos 20 minutos los oyentes empezaron a corearle la presidenta. Y esta, apenada, daba las gracias.

Yolanda, se enfocó en dejar claro que la riqueza cultural de las lenguas que existen en España debe ser motivo de orgullo y no de conflictos “Como algunos quieren”.

          “La clase trabajadora y los profesionales de sueldo más alto tampoco deben estar enfrentados…Como algunos quieren. Los migrantes, no son un problema para el país ni para la sociedad española …Como algunos quieren. La diversidad en la individualidad de cada quién, es el país que queremos, el país que soñamos” aclaró, Díaz.

Mientras el público se enardecía, el sol iba cayendo, el viento soplaba fresco y las personas ya respiraban algo de una sutileza peculiar, en su tono, tenacidad, en su forma.

 Se notó el tino que tuvo Yolanda Díaz no solo para comentar puntualmente cada tema que abunda en el día a día de la sociedad española. Sino que fue al grano desde el apoyo del colectivo LGTBI hasta que los multimillonarios pagarán los impuestos por igual que la sociedad común. Desde las herencias, la casta y el racismo que va por sus propios intereses desde hace años hasta lo surreal de los impuestos que pagan los autónomos.

 

Inteligencia Colectiva es “Sumar”

No se fue Yolanda Díaz, dispuesta a arriesgarlo todo en este escenario con vistas a las Elecciones Generales del 2023. Sin decirles a sus conciudadanos que tras su recorrido por todo el país se elaborará un nuevo contrato social, en el que se establecerán las directrices del proyecto de país para la próxima década.

Y este, será producto de una “inteligencia colectiva” que responderá a las cuestiones que el partido “Sumar” quiere con todas las ideas que se unan a la causa.

En este sentido, hay un dicho moderno que sugiere que quien logre verdaderamente reformas en la constitución, ese gobierno sí que no será parte del establishment.

Cucarachas Postnucleares

El dardo final, a los conservadores y los de derechas que llaman a Yolanda ilusa. Se los devuelve ella comentándoles que la izquierda que ella defiende está arraigada en una gran fe, política, libertad y realismo.

Y no, a la realidad de las encuestas e indicadores que ellos manejan y que nos quieren hacer creer porque la realidad es que son unas “Cucarachas postnucleares”. La multitud se enardeció y así dando las gracias cerró su primer meeting por la presidencia, con esperanza y fuerza.


sábado, 9 de julio de 2022

CINCO PROBLEMAS PARA EL TALENTO DE YOLANDA DÍAZ

 


Antonio Mora Plaza         

 "Economista, licenciado por la UCM, bancario, ha trabajado para CC.OO. Cinco libros publicados, cuatro de ellos de análisis económico y uno de literatura. Autor, además, de numerosos artículos de economía publicados en revistas especializadas. Colaborador habitual en la revista digital Nueva Tribuna".

 Ya sé que sabes, estimada Yolanda, que gobernar no es fácil, sobre todo si se pretende cambiar las cosas; y más difícil aún si ese cambio se desea desde opciones de izquierda, es decir, desde la búsqueda de la igualdad real, desde la igualdad de oportunidades, desde la libertad y desde la justicia. Muchos denigran la política y a los políticos con frases como “son todos iguales”, “todos van a lo mismo”, etc., que son pensamientos vacíos, puerilidades, en la mayoría de los casos falsedades, que solo expresan frustración y nivel intelectual cero de aquellos que las emiten. Gobernar desde la izquierda exige voluntad de cambio, talento y comprensión por parte de los ciudadanos en lo que estas políticas les favorecen: si los favorecidos en hipótesis por estas políticas votan opciones que les perjudican o se abstienen no hay nada que hacer y eso es lo que ha ocurrido en las últimas elecciones autonómicas. Por Ello la tarea es hercúlea, porque implica conseguir voltear –que se dice allende los mares– esos comportamientos, no para bien de la izquierda política, sino para bien de los ciudadanos que así obran. Es esta una tarea ineludible, permanente y no tiene plazos, y si se fracasa en ella la cosa no tiene solución, decía, porque, entonces, no se llega al poder fáctico más importante de una democracia: el BOE. Sé que desde el mundo ideológico que vienes esta última frase te puede resultar chirriante, pero esta es la historia de las democracias. Contra las dictaduras todo vale –excepto el asesinato, el terrorismo, por supuesto–, pero en las democracias sin el BOE la cosa pintan bastos. Pero vayamos ahora a estos cinco problemas a los que te vas a enfrentar, que no son los únicos, pero que sí son problemáticos de abordar por diversos motivos: a veces porque no está en manos de un solo país, porque se parte de errores cometidos en el pasado, porque choca con concepciones ideológicas previas, es decir, con pre-juicios, porque exigen cuantiosas finanzas públicas o porque se antepone lo leguleyo al comportamiento socioeconómico. Veamos uno por uno. 

1) El primero que expongo es el tema del ataque de la Rusia de Putin a Ucrania y el tema de la OTAN. El presidente ruso ha conseguido algo impensable y es que muchos de los que votamos en contra de la permanencia en esa organización militar el 12 de marzo de 1986 consideremos ahora que fue un error. Y eso que el estado actual de la OTAN es deleznable. Pensemos que en Europa hay bases militares de la OTAN, bases militares ¡exclusivamente de USA!, que hay bases militares en países que no son de la OTAN y países OTAN sin bases militares. Es decir, una mezcla absurda pero muy conveniente para USA. El segundo problema es la dependencia de Europa de USA en temas militares debido a los bajos presupuestos que muchos países europeos han dedicado a su defensa. Tranquilidad, Yolanda, ya sé que expresamente así parezco de derechas y militarista pero nada más lejos de eso. Dice el aforismo que “si quieres la paz prepárate para la guerra”, lo cual es una estupidez, un error y con consecuencias trágicas normalmente. El problema es que no podemos sustituir tal aforismo por algo como “si quieres la paz, haz la paz o prepárate para la paz”, porque eso solo es posible si todos los países del planeta asumieran tal deseo. Dos se pegan con tal de que uno quiera, Yolanda. Lee o relee si quieres Sobre la paz perpetua, de I. Kant, uno de los más grandes filósofos de la humanidad y que hoy lo tildaríamos de pacifista, y verás qué tan lejos estamos de las condiciones y actuaciones necesarias para conseguir tal anhelo según el genio de Königsberg. Solo te remito al punto quinto de los Artículos preliminares de la obra mencionada: “Ningún Estado debe inmiscuirse por la fuerza en la constitución o gobierno de otro Estado”. Palabras que parecen escritas tras el ataque de Rusia a Ucrania en estos momentos. Te propongo el siguiente aforismo: si quieres la paz prepara la disuasión. Para Putin, que es un nacionalista furibundo, un ¡anti-comunista! y un aspirante a criminal de guerra –está graduándose en eso en Ucrania–, y sus compañeros de KGB colocados en la Administración rusa[1] la II Guerra Mundial no ha acabado. Y para ello tiene una palanca sociológica histórica y son los 27 millones de rusos muertos que la Alemania nazi propinó a la Unión Soviética de Stalin. Sé que considerar así al presidente de la Federación rusa para cierta izquierda es muy duro por la simpatía merecida que a la izquierda nos ha merecido el pueblo ruso, por su impagable sacrificio en la última mundial guerra y por ciertas analogías de la historia rusa y la española, pero una cosa es el pueblo y otra algunos de sus dirigentes; una cosa es la historia y otra el presente, por más que en ésta influya la anterior. También en su momento para cierta izquierda fue un trauma darse cuenta de que Stalin, responsable máximo de la defensa rusa en la última guerra global, fue también un criminal con su propio pueblo, al igual que Franco, el dictador que murió en la cama para vergüenza de los demócratas españoles pero también para los franquistas. A partir de aquí son varios los interrogantes a los que te vas a enfrentar si tenemos la suerte la inmensa mayoría de los españoles –incluidos la mayor parte de los que no te voten– de que toques el BOE en el 2023: ¿Podemos en breve plazo dotar a Europa de la defensa disuasoria suficiente sin USA? ¿Cómo han de ser los presupuestos para tal fin? ¿Cómo defendernos colectivamente en Europa del delirio putinesco? Incluso una política militar estrictamente defensiva choca con dos problemas: el primero es que casi cualquier país europeo puede ser atacado por la Rusia de Putin sin necesidad de ser invadido; el segundo es terrible y lo formulo así: ¿tenemos la seguridad de que Francia o el Reino Unido responderían con armas nucleares en el caso hipotético de que la Rusia de Putin atacara a un país europeos sin armas nucleares? ¿Es posible zafarse de la dependencia militar yanqui sin aumentar significativamente los presupuestos destinados a la defensa? ¿Será suficiente en el futuro la disuasión convencional europea frente a las amenazas nucleares de Putin y sus secuaces? Para la derecha estos no son problemas, pero para la izquierda que queremos preservar la paz a toda costa sí lo son porque no hay paz si uno no quiere, y menos si ese que no quiere tiene miles de ojivas nucleares y un presidente que dice que está dispuesto a utilizarlas aunque no desvele en qué condiciones lo haría. He oído a algún miembro destacado de Unidas Podemos de que la solución es que Ucrania se rinda, pero, incluso en ese caso hipotético, eso no garantiza las ansias expansionistas, revanchistas de la corte putinesca. Putin ha renegado de Lenin y de Gorbachov, ha considerado un error la Constitución que promulgó Lenin que permitía la independencia de las naciones y que constituían la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas tras la II Guerra Mundial, Putin se cree un pequeño zar en una Rusia en decadencia cuyo PIB es inferior al de Italia. 

2) El segundo problema que quiero abordar ya es más de nuestro terruño, más, si se quiere, provinciano, pero es un terrible problema porque, además, no viene considerándose como tal ni por la derecha –salvo por Vox– ni por la izquierda de cualquier intensidad verbal. Me refiero al estrepitoso fracaso que constituye el Estado autonómico, su fiscalidad y su financiación. En Alemania o en USA, que son Estados federales, no tienen tal problema porque llevan muchos más decenios de democracia que nosotros y los ciudadanos saben distinguir la responsabilidad y competencias entre la Administración central del Estado y la de los Estados federados. En España, no, y eso es terrible para la izquierda porque la ecuación que viene desarrollándose desde la derecha es que la subida de los impuestos depende del Gobierno de la nación pero sus posibles bajadas –exenciones, bonificaciones, deducciones– dependen de cada autonomía. Me dirás que ello es un absurdo lógico y económico y lo es, pero no lo es sociológicamente, no lo es socio-electoralmente. Y eso lo sabe el PP. Madrid, donde vives ya creo permanentemente, está en manos de la derecha debido en gran medida a que una analfabeta funcional como la Sra. Ayuso baja o promete bajar los impuestos cedidos y compartidos y, cuando le falta recursos para lo público –en lo que no cree– le eche la culpa al Gobierno de la nación, es decir, a Pedro Sánchez y eso lo hace a pesar de que esta Comunidad es la más favorecida en el reparto del gasto e infraestructuras, incluso en términos relativos, pero ya sabes que la mentira y el engaño es el alimento de la derecha, es como el viento para los barcos de vela, es como el agua para el sediento. Y gran parte de los madrileños, independientemente de sus recursos, le compran el discurso electoralmente aunque atisben el absurdo y la contradicción. Y eso parece trasladarse al resto de España, lo cual es aún más absurdo y contradictorio porque Madrid, dado el efecto económico de la capitalidad y su historia, es posible aumentar la recaudación –aunque tengo mis dudas– sin subir los tipos, pero en el resto de España eso es imposible. Es verdad que no es realista cuestionar el Estado autonómico y, a diferencia de Vox, la dirección ya única es ir a un Estado federal, pero no solo técnicamente, jurídicamente, sino también y sobre todo sociológicamente, socio-electoralmente, y en ese objetivo aún estamos en pañales: sociológicamente el Estado autonómico es un nonnato. Y para ello hay que revisar toda la fiscalidad, despojar de las Autonomías la competencia de que puedan modificar los impuestos, sus tipos, sus exenciones y bonificaciones en los impuestos compartidos y cedidos como son el IRPF, Patrimonio, Sucesiones y Donaciones. Existen dos posibles soluciones. La primera es la de asignar unos impuestos a las Autonomías bajo su entera responsabilidad y otros a la Administración Central, y que una parte de los ingresos de esta última administración se dedicaran a paliar las diferencias de renta y riqueza entre autonomías en órganos ya existentes como el Consejo de Política Fiscal y Financiera, donde participan A. Central y Autonomías. La segunda es la de eliminar –decíamos– todas las exenciones, bonificaciones, etc. de los impuestos cedidos y compartidos. Esta última es la más sencilla técnicamente, jurídicamente, pero tiene dos problemas: que socio-electoralmente quitaría votos a la izquierda a pesar de que mejoraría la vida a la mayoría de los ciudadanos al tener más recursos las Administraciones para lo público, y el segundo es que la derecha podría voltear fácilmente la legislación en favor de la actual cuando llegara al BOE. Sé que es una tarea titánica y difícil, que la derecha se va a oponer a algo tan racional porque el status actual le da muchos votos pero, por ello y, sobre todo, en aras de la racionalidad y la justicia social en el reparto de cargas y beneficios –enseñanza pública, educación pública, dependencia, etc.– no puede vararse más en el tiempo. Es este un tema que el PSOE acomodaticio no lo va a abordar por su cuenta, pero lo hará si se le empuja a ello, no va en contra de sus presupuestos ideológicos pero sí va en contra de su horror felipesco al riesgo. Creo que me entiendes, estimada Yolanda. La cuestión intelectual es muy sencilla aunque la tarea política sea hercúlea: o cambiamos toda la fiscalidad española y su reparto de competencias o renunciamos al Estado autonómico. Y esta segunda posibilidad ya no es viable, con lo cual todo queda en lo dicho. 

3) El tercer problema que tenemos la sociedad española –aunque no sé sociológicamente qué es eso de sociedad– es la educación. El PSOE felipesco cometió errores en el pasado –como todos los gobiernos–, pero dos son enormes y el hecho de que no se hayan considerados como tales en lo que se merecen les agranda aún más: la división entre enseñanza concertada y pública y el desarrollo de la contratación temporal en el trabajo. Sobre esto último no voy a hablar porque tú, como abogada laboralista, es la que puedes dar lecciones de ello y una parte de lo que has hecho como ministra y vicepresidenta es, precisamente, intentar paliar tamaño desaguisado. Pero la división entre enseñanza concertada y pública es terrible porque varios motivos: discrimina a los niños en función de la renta y riqueza de los papás, de su lugar de vivienda, etc., apela al egoísmo en lugar de navegar por la solidaridad y la equidad y da votos a la derecha por el motivo anterior. Un niño que va a la escuela no debiera notar si está en una escuela concertada o pública. Y para cambiar esto es urgente un estatuto de la enseñanza que afecte por igual a la enseñanza concertada y a la pública, porque ambas están financiadas con todos nuestros impuestos. Te paso, estimada Yolanda, el titular de una noticia aparecida en el diario El País: “Examen a las becas en España: Madrid, la única que las ofrece sin criterio de notas, a rentas altas y en centros privados”. Sin comentarios. 

Y si hablamos de la enseñanza universitaria la cosa es más grave porque sigue existiendo universidad pública y privada, siendo esta última una contradicción en los términos. Al igual que en la secundaria, la manera más justa y eficiente de distribuir los recursos públicos es hacerlo por méritos y esfuerzos de los alumnos y no en función del dinerito de los papás. Las llamadas universidades privadas debieran convertirse en otro tipo de enseñanza pero sin rango universitario. Ahora nos encontramos con que la universidad pública tiene puntos de corte para estudiar y gran parte de la privada ni siquiera los tiene con tal de que los menos espabilados y más vagos estudien si sus papás pueden pagarlo. Es una discriminación insoportable y un caso de ineficiencia en la asignación de los recursos que lo pagamos todos en términos de productividad global. 

4) Puedes encontrarte Yolanda con que al final de este año la inflación no se haya domeñado y suenen con más fuerza y como siempre los clarines monetaristas de sus soluciones. Y es que ya vimos en el pasado cómo la primera solución que toman los gobiernos es monetaria, es decir, recortar los tipos al recortar la oferta monetaria y, con ello, frenar a la economía al encarecerse la financiación para empresas y particulares. Debes saber que decía Milton Friedman –el monetarista avant la lettre, incluso a pesar suyo– que “la inflación es siempre y en todo lugar un problema monetario”. La historia reciente e, incluso, la de otras épocas, ha demostrado que tal afirmación, hecha así, con esa contundencia, es falsa. La prueba es que el BCE ha estado dotando de financiación ilimitada a la UE durante casi 7 años –desde el 2015 (mes de marzo), cuarto año de la llegada de Mario Draghi a la presidencia del BCE– y no se había notado la inflación casi hasta la guerra de Ucrania. Y digo que casi porque es verdad también que ya comenzaron las tensiones inflacionistas en el 2021. Es también que una financiación ilimitada no se puede prolongar mucho en el tiempo y por ello es lógico y atinado endurecer temporalmente y de forma limitada la facilidad de crédito. Sin embargo es un error pensar que los problemas de inflación se solucionan simplemente encareciéndolo cuando las causas son otras. El problema ahora es que estamos ante una crisis de suministros de algunas materias primas y alimentos a consecuencia de la guerra en Ucrania. La solución vendrá de la mano de sustituir esas importaciones ucranianas y rusas por las mismas pero provenientes de USA, África, América Latina, Australia, Canadá, etc. Y eso llevará algún tiempo, encarecerá algunos productos si no se subvencionan o, mejor aún, si no se dotan de rentas a los más necesitados, y todos seremos un poquito más pobres. Pero está de la mano de la política económica el que ese reparto de las cargas sea equitativo dotando de rentas mínimas a los más pobres. El cheque de 200 euros del actual Gobierno de coalición va en esa línea pero es marcadamente insuficiente en cantidad y excesivo en requisitos. Sé que Unidas Podemos, por ejemplo, desea soluciones más drásticas actuando sobre las empresas energéticas intentado poner límites a los precios. Esto puede ser una solución siempre que esas empresas no reaccionen limitando la producción y, por consiguiente, la oferta. Por ello desde el principio hay que tener prevista esta actuación para obrar en consecuencia; de lo contrario es mejor no dar pasos en falsos y siempre quedan dos soluciones: aumentar el impuesto de sociedades que, al ser un impuesto sobre los beneficios –aunque sean contables– no afectan ni a la asignación de recursos ni al volumen de producción siempre que se preserve un mínimo de ganancias para amortizaciones físicas y financieras; la segunda solución, complementaria con la anterior, es actuar desde la oferta porque la mejor manera de bajar los precios es aumentar aquella. Si fueras presidenta de Gobierno –y muchos lo deseamos– te darás cuenta que el mundo de la economía se resiste a la manía leguleya e inveterada de solucionar los problemas simplemente con leyes. De ser así no existirían problemas económicos como la desigualdad, la discriminación de rentas, la asignación eficiente, la distribución de ingresos entre los diferentes tipos de impuestos o el reparto del excedente. 

5) Por último quería llamar tu atención en algo que apenas se considera o que se considera por separado y es el hecho histórico de la relación entre desigualdad y sector público. En países medianos como el nuestro –aunque no seamos de los medianos punteros– no parece posible combatir la desigualdad con tamaños de lo público que no llegue al 40% la relación entre lo público y el PIB. Todavía España no llega a ese dato desde el lado de los ingresos aunque sí hemos dado pasos para hacerlo desde el lado del gasto. Dicho de otra manera, hay un efecto colateral deseado al aumentar el papel de lo público en temas como la enseñanza, la sanidad, la dependencia, etc., y es el de paliar la desigualdad aun cuando no se tomen medidas expresas para tal empeño. De ahí el ataque de la derecha a lo público y ello por una razón que ya te habrás dado cuenta: para la derecha política –no necesariamente la sociológica– la desigualdad social no es un defecto sino una virtud, por más que el Sr. Feijóo diga ante los más pudientes que hay que dotar de rentas a los más pobres. Todo ello forma parte de la panoplia de mentiras y engaños de la derecha española, que en eso, reconozcámoslo, son unos maestros: solo en eso, pero lo son. Y para ello tienen gran parte de las redes y los tabloides recortados y con grapa a veces que son el ABC, La Razón y El Mundo, todos ellos enemigos de la democracia si el que gobierna no es de su agrado. 

Por supuesto que hay más problemas y otros que surgirán antes y después del objetivo a corto plazo que es el de renovar el Gobierno de coalición en el 2023 y mejor si en ese gobierno tiene más peso la formación que tú en lo inmediato y entonces lideres. Estamos viendo en Europa y en América que no es verdad que avance la derecha sino más bien todo lo contrario, pero también vemos que la derecha se hace cada vez más extrema derecha, más xenófoba, más machista, más antiecologista, más neoliberal en el reparto de rentas y riqueza, más belicista, más, en definitiva, fascista. Eso está pasando en España con el PP y la cosa se agudizará más porque compite con un partido neofranquista como es Vox y por ello la izquierda debe ganar las elecciones del 2023, para parar el fascismo, cosa que no se pudo en los años 30 del siglo pasado. Pero la historia, afortunadamente, no se repite, solo se alimenta de analogías. ¡Ánimo, Yolanda!, danos el BOE en el 2023 para practicar la democracia, la libertad, la igualdad y la justicia y que lo conseguido no se venga abajo con Feijóo y Abascal.

 



[1] Los hombres de Putin, Catherine Belton.

domingo, 3 de julio de 2022

LA MILONGA DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL (II)

 


Antonio Mora Plaza

 

 "Economista, licenciado por la UCM, bancario, ha trabajado para CC.OO. Cinco libros publicados, cuatro de ellos de análisis económico y uno de literatura. Autor, además, de numerosos artículos de economía publicados en revistas especializadas. Colaborador habitual en la revista digital Nueva Tribuna".

 En este segundo artículo trataré de profundizar y precisar algunos aspectos tratados en el primero porque podría pensarse que las posibilidades de la llamada inteligencia artificial actual y futura –sobre todo futura– son un problema tecnológico cuando, en realidad, son limitaciones lógicas insalvables. Y estas últimas ponen un límite siempre a la tecnología. Y el problema es que la promesa de solucionar algunos problemas de la humanidad se acabe convirtiendo en una religión, al igual que la católica promete el reino de los cielos a los pobres y a los que sufren en este mundo para su consuelo. 

Comenzaré retomando el problema de la parada de la máquina universal de Turing porque no es este un problema que la tecnología pueda solventar por más que nuestra imaginación pueda volar a los confines de lo deseable. Lo explicaré de nuevo. Una máquina de Turing consiste en un cabezal donde tiene un programa –el estado de la máquina– y una cinta que pasa por el cabezal[1], cinta que la suponemos infinita, y donde están escritos tanto los datos como las instrucciones[2]. En la cinta están las instrucciones y lo datos reducidos a unos y ceros, es decir, a paso de corriente o no pase. Cualquier información puede ser reducida a ceros y unos mediante tablas de conversión. Hemos dicho que la cinta es infinita y, en principio, se le otorga a la máquina un tiempo infinito, aunque lo normal es que esto esté acotado por cuestiones prácticas, porque una supuesta inteligencia artificial que necesitara un tiempo infinito para tomar una decisión y ejecutarla no serviría para nada. Cuando un 0 o un 1 llega al cabezal –en este momento el cabezal tiene un programa determinado-, éste puede cambiar de estado –variará el programa– o no cambiarlo y, a continuación, y según quede el estado –el programa– puede cambiar el cero por el uno si le llega un cero, el uno por el cero si le llega un uno, o no hacer nada de esto, y, a continuación, debe mover la cinta a la derecha o a la izquierda para leer el siguiente carácter. Y si no mueve la cinta, la máquina se para, bien porque haya resuelto la tarea, bien porque las instrucciones le dicen que se pare. Pero esto ya es un problema porque si se para nos quedamos sin máquina para otra tarea. Piénsese la máquina de Turing como un autómata que debe actuar por sí misma sin que ningún ser humano la reinicie cuando se para. Si nos encontramos con una máquina de Turing ¿qué hacemos si está parada o qué hacemos si queremos que se pare para discernir si ha finalizado una tarea? Y aquí viene la genialidad de Turing, porque se imagina una máquina universal que hiciera lo contrario de esa máquina particular y concreta y que esa máquina universal inyectara ese programa a la máquina particular. Parecería que hemos resuelto el problema porque, cuando la máquina particular se para, la máquina universal le dice que arranque y, en algún momento, le dice que se pare si el cabezal de la máquina particular no ha recibido instrucciones –entonces cambiaría de estado– a través de la cinta para que se pare. En definitiva, la máquina universal daría instrucciones contrarias a la máquina particular, diciéndole que arranque cuando se para a la particular y que se pare cuando ha sobrepasado un tiempo razonable de lectura de la cinta. Pero, llegado a ese punto, Turing se preguntó ¡que pasaría si, en lugar de pasar las instrucciones de la máquina universal a una particular, se la pasara así misma! Pues ocurriría que, cuando le llegara las instrucciones de pararse, el estado –el programa– le diría que continuara y, cuando le llegara las de continuar, que se parara. El resultado un desastre porque esto es una contradicción lógica insalvable para la máquina. Esta demostración puede entenderse como la forma más simple de presentar los teoremas de incompletitud de Gödel o el problema de la diagonal de Cantor. Puede leerse al revés y decir que lo descubierto por Gödel y Cantor demuestran la imposibilidad de solventar el problema de la parada de una máquina de Turing, puesto que la máquina más universal posible no lo resuelve. Son los problemas de las sentencias autorefenciables. Por ejemplo, la paradoja del barbero de B. Russell[3] o, por ejemplo, el problema de decidir si es verdadera o falsa una sentencia del tipo: “todas las sentencias de menos de setenta caracteres son falsas”, teniendo esta sentencia solo sesenta caracteres, incluidos los espacios. 

En lo anterior aún estamos en una fase de la inteligencia donde una inteligencia artificial debería resolver cualquier problema a partir de programas fabricados –convertidos en ceros y unos que pasan por la cinta– por, supuestamente, los seres humanos. Es la fase I. Pero seamos generosos y supongamos que pasamos de esta fase, donde una inteligencia artificial no solo resuelve problemas prácticos para los que se les programa, sino que, además y supuestamente, es capaz de resolver problemas para los que no está programado ni de forma determinista ni de forma aleatoria. Supongamos que es capaz de demostrar el teorema de Pitágoras y no solo de comprobar el teorema al examinar tres segmentos de recta y comprobar si están en terna pitagórica[4]. El avance sería enorme, pero ¿qué pasaría si se encontrara con tres segmentos de una esfera que corren por su superficie? En este caso el teorema de Pitágoras aplicado a la geometría esférica es distinto dado que los ángulos interiores de un triángulo esférico no suman, en general, 180 grados. Dicho de otra forma: ¿cómo sabe la máquina, que está programada en la estructura de una geometría euclidiana plana, que se encuentra ante una nueva geometría? No lo sabe, salvo que alguien exteriormente le pase las instrucciones que permiten crear la estructura matemática de la geometría esférica. Alguien podría dar con la siguiente solución: bien, que se ponga en la cinta todas las estructuras matemáticas conocidas y cuando el programa del cabezal haya adquirido la información de la estructura matemática de la geometría esférica, entonces resolverá el problema práctico de comprobar una terna pitagórica aplicable a esta geometría. Y estamos siendo generosos porque hemos dotado a la inteligencia artificial –que se reduce siempre a una máquina de Turing universal– de la capacidad de demostrar y no solo de comprobar. Pero en este momento, cuando parecería que hemos resuelto el problema, llega Gödel y nos chafa esa posibilidad con sus teoremas de incompletitud. Lo que viene a decir Gödel es que no puede existir una estructura lógica-matemática universal que pueda decidir siempre si un teorema es verdadero o falso y solo lo pueden hacer estructuras determinadas y concretas. Por ejemplo, el álgebra elemental no puede hallar de forma general las raíces de las ecuaciones de quinto y grados superiores con métodos algebraicos, es decir, con los métodos que la axiomática del álgebra permiten. Para resolver estas ecuaciones inventaron Abel, Galois y otros la teoría de grupos. O, por ejemplo, solo con el conjunto de los números naturales no podemos resolver la ecuación ax=b si b no es divisible entre a. Tampoco podemos extraer con números racionales la raíz cuadrada de 2 porque –es muy sencillo demostrar– que no existen dos números naturales cuyo cociente sea esta raíz. Y así se pueden poner multitud de ejemplos[5]. Pero volviendo a los problemas de este segundo nivel de inteligencia que hemos llamado II, no se puede garantizar que un autómata o inteligencia artificial vaya a adquirir de la manera que sea un programa que le permita resolver cualquier problema que se le ponga en las narices porque no es posible saber a priori qué estructura matemática lo resuelve; en cambio sí sabemos por Gödel que no existe una estructura universal que lo resuelva. Y si lo busca aleatoriamente puede tardar un tiempo infinito en encontrarla o, simplemente, no encontrarla por lo dicho antes. 

Y ahora vayamos al nivel III de inteligencia si por arte de birlibirloque hubiera superado los problemas de comprobar una hipótesis (nivel I) o de demostrar una conjetura a partir de que alguien le ha informado de la conjetura como tal (nivel II). El tercer nivel ya exige iniciativa para resolver problemas teóricos que nadie le ha planteado ni se ha visto obligado a resolver por circunstancias. Por ejemplo: ¿podrá una inteligencia artificial intentar resolver la conjetura de Golbach? Supongamos que una inteligencia artificial tiene un programa que le dice que la suma de dos números primos mayores que 2 siempre da un número par. Eso está chupado y cualquiera puede programar en su ordenador un algoritmo que le resuelva el problema[6]. Pero lo que se le ocurrió a Golbach es lo contrario con la pregunta: ¿se puede demostrar que, dado un número par mayor de 4, siempre existen dos números primos cuya suma dé ese número par[7]? Los seres humanos aún no han demostrado eso de forma general, aunque hay avances. Y lo peor es que no sabemos si existirá una demostración general. Yo conjeturo que esa demostración lo será por reducción al absurdo o no será. La dificultad viene de nuevo si es necesaria en la demostración echar mano de la diagonalización de Cantor. Imaginemos que en un cuadro de doble entrada colocamos todos los números primos en horizontales, correspondiendo en verticales el número de dígitos de cada número. Esto dígitos pueden ser infinitos, aunque el número primo en cuestión sea finito. Por ejemplo, cuando debamos colocar en el cuadro mencionado el número primo 3 siempre lo podremos escribir como un número de infinitos ceros a la izquierda tal como 0000……03. Y así con todos los números primos. Saldría un cuadro como: 

                    números primos              representación digital

1                0000…03                        0000…11

2                0000…05                        0000..101

3                0000…07                        0000..111

..        …………

n        0000…0x                        1001…01

 

Siendo x una forma de representar el último número primo, aunque, al haber infinitos, ese n -que representa el número de números primos- es un número infinito de acuerdo con el criterio de Cantor de considerar el infinito como actual, es decir, con algo con lo que puede operar. Pero ahora podemos construir un número –que llamaremos h– a partir de la representación digital (segunda columna) tal como: h = 1111..011 que se va a diferenciar del primer dígito del primer número (el 1), del segundo número en el segundo dígito (el n. 2), del tercer número en el tercer dígito (el n. 3), etc., aunque no sabemos si será primo o no será, pero ¡que no ha contado como sumando para construir los números pares posibles a partir de los primos! Si no fuera primo no habremos hecho nada, pero, si es primo, puede ocurrir que su concurso sea necesario –o puede que no– para la conjetura de Golbach, es decir, que sea necesario para saber si, dado un número para mayor que 4, ¡siempre! se puede obtener a partir de la suma de dos números primos. Si esto ocurre, conjeturo que solo se podrá demostrar a su vez la conjetura de Golbach mediante el método de reducción al absurdo. 

Este nivel de inteligencia e imaginación –que han demostrado al menos algunos humanos– es de máxima exigencia porque se trata de encontrar soluciones teóricas a problemas teóricos. Y que nadie desprecie por emplear la palabra teórico, porque el álgebra de Boole, los sistemas de numeración, la propia máquina de Turing, la teoría de grupos o de grafos, los 23 problemas de Hilbert, etc., han surgido como cuestiones teóricas, aunque hayan tenido aplicaciones prácticas. Pensemos en los números complejos que surgen en el álgebra. En un principio se les llamó imaginarios y el propio Gauss los despreció, pero hoy son imprescindibles para la aeronáutica, la dinámica de fluidos o el diseño de circuitos electrónicos. O la demostración del teorema de Pitágoras, sin el cual no existiría la trigonometría, imprescindible para arquitectos e ingenieros. Son apenas algunos ejemplos. Y en este III nivel de inteligencia ya no se trata de resolver problemas prácticos (nivel I), ni de resolver problemas teóricos (nivel II), sino de plantearse problemas teóricos sin saber sin tendrán traducción práctica en algún momento. Y si de verdad llegara la inteligencia artificial a este nivel lo sería sin la colaboración humana. No se trata de dificultades tecnológicas sino lógicas, además de la necesidad de la imaginación. 

A este nivel III ningún artefacto puede llegar y es dudoso que pueda llegar al nivel II porque exigiría que ese autómata -que tuviera esa supuesta inteligencia artificial- tendría que demostrar o tener en cuenta al menos –y todo por su cuenta– que los teoremas de incompletitud de Gödel le impiden construir sistemas lógico-matemáticos universales, que una máquina universal de Turing nunca se para o que la diagonalización de Cantor impide contar el conjunto de los números irracionales. Mi apuesta es que una supuesta inteligencia artificial se quedará siempre en el nivel I.



[1] Da igual que se mueva la cinta o lo sea el cabezal.

[2] Aunque no fue John Von Neumann al primero que se le ocurrió esto sí le sirvió para diseñar el primer ordenador donde datos e instrucciones estaban mezcladas. De esa manera cualquier ordenador puede ejecutar cualquier programable computable.

[3] Betrand Russell, 1872-1970.

[4] Una terna pitagórica es aquella en la que tres números enteros se cumple que la suma de los cuadrados de los dos más pequeños es igual al cuadrado del más grande.

[5] A veces las demostraciones son difíciles pero a veces no son imposibles. Por ejemplo hubo de llegar al siglo XIX para demostrar la irracionalidad de los números e y pi,

[6] Otra cosa es que no exista un algoritmo que pueda calcular de forma deductiva todos los números primos y solo comprobar si, dado un número primo, es primo o no.

[7] Dado que el número 2 es el único número primo que es par lo excluimos para así mantener que la suma de que  dos números primos cualesquiera da par, y el 2 más otro número primo cualquiera da un número impar. Por otro lado ya hemos dicho en el primer artículo que, históricamente, no fue así la formulación de Golbach pero lo dicho es lo equivalente y actual.