lunes, 2 de mayo de 2022

ERC, de izquierdas a tiempo parcial

         De nuevo ERC falla al gobierno de coalición y, no solo al menos no se abstiene, sino que vota en contra de la ratificación del plan de choque de

16.000 millones en el Congreso. Ya fue grave que votara también en contra de la contrarreforma laboral de M. Rajoy del 2011 y ahora de nuevo ha demostrado que ERC no es socio fiable y cabe preguntarse: ¿tanto votar lo mismo que los burguesitos y burguesitas de boutique de JpC, lo mismo que el PP y lo mismo que la extrema derecha, cabe preguntarse si realmente es de izquierdas este partido? ¡Por sus obras les conoceréis! dice el evangelio de los católicos, cosa que vale más y mejor para los que somos ateos. ERC sigue viviendo de Maciá, del fusilamiento de Companys y del “ja sóc aquí” de Tarradellas, pero a fuerza de competir históricamente con CyU y ahora con el nuevo ropaje del partido de su expresidente el “honorable” Pujol –gran corrupto–, ERC le lleva a votar contra la subvención de los combustibles de 20 céntimos, contra la subida del 15% del salario mínimo vital, contra el mantenimiento de los ERTEs que tan buen resultado han dado para evitar despidos, contra los 10..000 millones de créditos ICO para las pymes, contra las medidas de bajada de la electricidad dentro de la llamada “excepcionalidad ibérica”, etc. Y no es que ERC vote en contra porque estas medidas no sean suficientemente sociales –que probablemente sean insuficientes- sino por el caso “Pegasus”, por el caso de espionaje a políticos catalanes iniciada en tiempos del PP. Algo repugnante en una democracia, pero que poco tiene que ver con el componente social de la mayor parte de las medidas anteriores. El chantaje permanente de ERC tiene dos efectos: pone en peligro la mayoría de la investidura, es decir, propicia el advenimiento de un gobierno PP-Vox, y aleja de la izquierda al partido republicano, lo acaba convirtiendo en una bocanada de aire fresco de la derecha. Un partido de izquierdas no puede votar en contra de medidas sociales por insuficientes que parezcan, por deficientes que parezcan, por frustrantes que sean, porque siempre tiene, como mal menor, la abstención. Y eso hace con demasiada frecuencia el partido del buen tribuno que es Gabriel Rufián. Y para remate, el motivo aducido del espionaje, conlleva un chantaje inaceptable. El caso del espionaje demuestra las debilidades de la democracia española, pero no vale un trade-off entre Pegasus y IMV, subvenciones a la gasolina o ERTEs preventivos de despidos. La legislatura actual y la mayoría de la investidura es la que es y no da más de sí, pero el PSOE y Podemos deben prepararse ya para no tener que contar en el futuro –antes y después de las próximas elecciones– con ERC, porque no se puede ser de izquierdas a tiempo parcial o cuando no hay ningún chantaje político a la vista para reforzar independentismos. No cuela.

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