De nuevo ERC falla al gobierno de coalición y, no solo al menos no se abstiene, sino que vota en contra de la ratificación del plan de choque de
16.000
millones en el Congreso. Ya fue grave que votara también en contra de la
contrarreforma laboral de M. Rajoy del 2011 y ahora de nuevo ha demostrado que
ERC no es socio fiable y cabe preguntarse: ¿tanto votar lo mismo que los
burguesitos y burguesitas de boutique
de JpC, lo mismo que el PP y lo mismo que la extrema derecha, cabe preguntarse
si realmente es de izquierdas este partido? ¡Por sus obras les conoceréis! dice
el evangelio de los católicos, cosa que vale más y mejor para los que somos ateos.
ERC sigue viviendo de Maciá, del fusilamiento de Companys y del “ja sóc aquí”
de Tarradellas, pero a fuerza de competir históricamente con CyU y ahora con el
nuevo ropaje del partido de su expresidente el “honorable” Pujol –gran corrupto–,
ERC le lleva a votar contra la subvención de los combustibles de 20 céntimos, contra
la subida del 15% del salario mínimo vital, contra el mantenimiento de los
ERTEs que tan buen resultado han dado para evitar despidos, contra los 10..000
millones de créditos ICO para las pymes, contra las medidas de bajada de la
electricidad dentro de la llamada “excepcionalidad ibérica”, etc. Y no es que
ERC vote en contra porque estas medidas no sean suficientemente sociales –que
probablemente sean insuficientes- sino por el caso “Pegasus”, por el caso de
espionaje a políticos catalanes iniciada en tiempos del PP. Algo repugnante en
una democracia, pero que poco tiene que ver con el componente social de la
mayor parte de las medidas anteriores. El chantaje permanente de ERC tiene dos
efectos: pone en peligro la mayoría de la investidura, es decir, propicia el
advenimiento de un gobierno PP-Vox, y aleja de la izquierda al partido
republicano, lo acaba convirtiendo en una bocanada de aire fresco de la
derecha. Un partido de izquierdas no puede votar en contra de medidas sociales
por insuficientes que parezcan, por deficientes que parezcan, por frustrantes
que sean, porque siempre tiene, como mal menor, la abstención. Y eso hace con demasiada
frecuencia el partido del buen tribuno que es Gabriel Rufián. Y para remate, el
motivo aducido del espionaje, conlleva un chantaje inaceptable. El caso del
espionaje demuestra las debilidades de la democracia española, pero no vale un trade-off entre Pegasus y IMV,
subvenciones a la gasolina o ERTEs preventivos de despidos. La legislatura
actual y la mayoría de la investidura es la que es y no da más de sí, pero el
PSOE y Podemos deben prepararse ya para no tener que contar en el futuro –antes
y después de las próximas elecciones– con ERC, porque no se puede ser de
izquierdas a tiempo parcial o cuando no hay ningún chantaje político a la vista
para reforzar independentismos. No cuela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario